Rappel du premier message :

Hace ahora tres horas que Bob estuve en ese establecimiento. Hace tres horas que tomó vaso después vaso. Desde todo ese tiempo, no reconoció la gente que estaba con el en el bar. Había algunos  enanos detrás de el. ¿ O estaban adolescentes ? Su memoria se había declarado en huelga después su quinto chupito. Es decir, hace dos horas.
Mientras que el elfo desapareció su el alcohol, Bébère se paseó entre las mesas e saltó de momento para limpiar los vasos con dueños a quien los falta vigilancia.

En esta gigantesca fiesta donde el alcohol estaba omnipresente, Bob no vio que estuviera el único borracho del lugar. Incluso el gran chico con el pelo blanco que pareció no beber su cerveza…

Aldo obedeció al conejito y abrió la puerta. Esa última no estaba cerrada pero no había nadie dentro del restaurante. ¿Hay alguien? pidió Aldo. Ninguna respuesta. ¡Qué extraño! ¿Por qué la puerta está abierta si el restaurante está cerrado? Aldo decidió inspeccionar los locales. ¡Queda cerca de mí! le dijo al conejito mientras avanzaba con cautela en la oscuridad, armado con Lolotte.

¡ Cállate ! Es un restaurante, vamos à comer.
No había terminado de hablar que esataba ya en una mesa y eligía su plato.
¿ Que haces, no quieres comer ? Que bueno, habrá más comida para yo.
De repente, un plato se rompió en la cosina.

Aldo era sorprendido que los conejos veían en la oscuridad. Él no veía nada, por ello consideró que Bébère era afortunado de tener esa capacidad. De repente, un plato se rompió en la cocina. Aldo corrió a la cocina y gritó: ¡Manos arriba! Nadie. Nada. Sólo dos platos apetitosos en el fuego... pero no cocineros... y ni siquiera un plato roto... Si un plato se había roto aquí un par de segundos antes, ese último ya había desaparecido. ¡Hola! ¿Hay alguien?

El conejo no necesita sus ojos para comer. Había un buen olfato. ¡ Esta suficiente !
Aldo le molesta. ¿ Porque buscar alguien cuando hay comida ? Ese sorprende el animal.
« Hombre, deja tus problemas y come.¡ Pensarás mejor cuando estaré harto ! »

Aldo quiso contestar al conejito, pero se dijo que Bébère tenía ciertamente razón, pensándolo bien... así que se reunió con él y compartió su comida. ¡Que aproveche, hombre!

Dos horas después, la comida estaba terminada. Bébère eructó ruidosamente. ¡ Que bueno ! Hacía mucho tiempo que no he comido como ese.
« Qué placer » los respondió una voz que provenía detrás de Aldo.
Ese sorprendió los dos comedores. « ¿ Dónde estas ? » preguntó el conejo que no veía nada.

Aldo sobresaltó. Dirigió Lolotte en dirección de la voz. ¿Quién está aquí ? ¡Muéstrate! La voz se puso a reír. ¡Jajaja! Aldo Biscotto, siempre resuelves tus problemas con violencia... pero esta vez luchas contra algo invisible, algo intocable. ¡Te deseo buena suerte, amigo! Con esas palabras, Aldo tomó una bofetada. ¡Ay! ¡Joder! ¿Qué puedo hacer frente a tal enemigo? ¿Y por qué ese hueco de culo me conoce?

« Un fantasma. No me gustan las fantasmas. O los demonios. O los brujos. O cualquier cosas mágicas. »
Nervioso para su supervivencia, preguntó a Aldo : « ¿ Has matado alguien que querría matarte ? En ese caso, arreglale solo por favor »
Durante ese tiempo, el fantasma se divertí con el pelo de Aldo. Le hizo una pequeñito mohicano.

La única cosa que mato son los zombis... y los conejos demasiado parlanchines. Pues, ¿sería un fantasma-zombi jugando con mi pelo ? Creo que no... OK, fantasma, ¿quién eres, qué me quieres y cómo se hace que me conoces? ¿Te he matado en el pasado o qué? En respuesta, el fantasma le dio un puñetazo en la cara.

« ¡ No me reconozco ! » Grita el fantasma. « ¡ No me reconozco ! » Grita el mas fuerte. Ademas de dar nuevos puñetazo en la cara se presentó : « Yo soy la magnífica, la maravillosa, la eminencia Carolyn. ¿ Te recordaste ? »
« ¡ Ay ! Las historia de sexo empiezan. » Se lamentó el conejo.